Están desconectados

  
Tus labios fríos, tus lentos respiros; mi alma quiere escapar.
La sangre cayendo gota a gota, ensuciando esta triste soledad
y su aroma de anís envolviendo mis sentidos, haciéndome caer,
llevándome tan abajo… que no me puedo levantar.

El dolor de esta melancólica noche te amarra tan fuerte.
El suicidio se vuelve tan tentador en momentos como este
y yo no puedo ayudarte a dejar de sangrar;
también me siento muerto, sin ganas de respirar.

Conozco tu sufrimiento, sé cómo se siente.
Déjame tomar tu mano y que tu tormento devore mi mente;
sé que suena tan cínico, tan vacío, tan cerca de una mentira
porque nadie puede vivir tu vida…

Hay tantos que no sienten, parecen estar desconectados;
estatuas de rígida frialdad, afilada crueldad.
Piensas que jamás tocaré el agua que derrama tu tempestad,
pero mis manos están empapadas por las lágrimas que me han secado.

Viajan palabras de consuelo y miles de sentimientos,
todas parecen tan inútiles comparadas al silencio.
Mientras escribo sintiendo el dolor, sigo llenando y dando más peso
a esta, mi tierra amarga, mi mar rojo, mi frío viento.

Mi mente enferma, afiebrada en la tristeza intensa,
anhela igual que tú abrazar la soledad; adormecer mi corazón;
no tener más que el profundo vacío; no sentir más que tu presencia cerca
sin decir palabra alguna, que es inútil en medio de toda esta desolación.
  
  
  
  
Morgan Le Sorcier. 19-06-10