Segunda plegaria

  
«Elevo una plegaria a la oscuridad divina, con el rito donde la sangre es la llave que abre mi energía».

Yo no camino por la vida
con la coraza a cuestas,
pero mi alma acaba de ser herida;
estoy obligado a protegerla.

Mi espíritu se convertirá en un espejo
que no dejará pasar maldición alguna;
desde este momento,
donde ya derramé salada amargura.

Si con sus palabras o actos,
provoca un dolor intenso en mí,
los tres espíritus serán los encargados
de llevar el destino a este fin.

Los hechos darán como resultado
un sufrimiento equivalente.
Tras el reposo del tiempo adecuado,
ellos tomarán venganza vehemente

y tendrá que enfrentar la fuerza
de su propio odio.
No podrá escapar de la condena;
serán cerrados sus ojos.

La herida será permanente;
de ella, brotará eterna tristeza
y nada la hará detenerse
aunque yo mismo lo quiera.

La calma del sentimiento oscuro
lo hará reflexionar.
Caerá en un abismo profundo
de cruda verdad.

Así comenzará el deterioro
de su alma y su esencia,
de su mente y su entorno,
hasta el día de su ausencia.

Entonces entenderá
que debe correr tan lejos como pueda
o las raíces de mi alma lo alcanzarán
y lo matarán de tristeza… 
  
Morgan Le Sorcier. 17-02-15