Despedidas

  
Camino pesadamente hacia el descanso eterno,
después de ver mis sueños derrumbarse
—en una lenta danza hacia el suelo—
mientras el dolor tibio anestesia mi cuerpo;
como tantas veces, ahora estoy muriendo.

Las palabras son como truenos que cortan mi voz.
Los versos que un día dije frente a ti,
para contar un poco de mi oscura conciencia,
los lanzas como piedras furiosas sobre mí
para probar si puedo mantener mi inocencia…

Me negaste después de hacer tuya mi razón,
a pesar de todo lo que hice por ti.
No hay lágrimas, ahora sangra mi corazón
y las gotas rompen mi alma por dentro.
Por mis manos, corre mi propio lamento.

Todo es triste y a la vez hermoso,
como el atardecer violeta.
Son tantas las heridas que ya no hay vuelta
y aunque pudiera, ya tuve suficiente;
irreversiblemente, estoy roto.

Esto es todo lo que soy, mi esencia,
y todo lo que jamás podré.
Esta es toda mi desolación
y así, me repito una y otra vez:
solo déjate caer, deja tu conciencia.

Abajo, abajo, abajo, tu corazón está enfermo.
Abajo, hacia la oscuridad profunda y densa.
Abajo, hacia la infinita tristeza.
Deja caer tus lágrimas, deja caer tu sangre.
Mantén la calma y deja caer tus sueños.

La sombra baja sutilmente,
cae sobre mí como el peso de la realidad;
yo no pertenezco a este lugar.
Así pasan las noches largas.
Así pasa el tiempo, indefectiblemente.

Todo lo que me ha quebrado, pasa frente a mí.
No hay palabras que puedan describir,
este intenso dolor, esta intensa tristeza.
Envuelta en fuego como un papel,
se vuelve más irreversible, mi vida cada vez.

Lo poco que queda son recuerdos,
en sueños profundos que pasan como cuentos,
como historias perfectas e inalcanzables,
donde, con los que he perdido, vuelvo a estar;
donde a ellos, con dolor, también debo soltar.

Hoy, como tantas veces, me despido.
Me despido de tu abandono y tu ausencia.
Me despido de tu amistad de conveniencia.
Me despido de tu culpa y soberbia.
Me despido de ustedes tres, que no supieron ser lo debido…
  

  
Morgan Le Sorcier. 09-01-21